Compartimos la informe especial elaborado por el presidente de la Cámara de Comercio de Cali, Esteban Piedrahita, para el periódico El Tiempo, frente a la situación económica y social de la capital vallecaucana.
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Presidente de la Cámara de Comercio de Cali refuta una nota de Gossaín
Con cifras, Esteban Piedrahíta analiza lo sargumentos publicados en una edición de EL TIEMPO.
En una reciente edición de EL TIEMPO apareció un reportaje de Juan Gossaín, sustentado en datos de César Caballero –gerente de la firma Cifras y Conceptos– y titulado ‘Soledad en Bogotá, crisis en Cali, progreso en Barranquilla y Medellín’. No hay discusión sobre los avances de Medellín y Barranquilla en la última década. Lo que sí demanda una rectificación es la conclusión de que Cali está en crisis. Gossaín dice basar su análisis en “cifras y hechos concretos”. Veamos algunas de Cali:
Comienzo por reconocer que nuestra ciudad tiene grandes desafíos y que en algunas variables, como homicidios, estamos peor que nuestros pares, no obstante mejoras recientes. También hay que aceptar que el quinquenio 2006-2011, que fue muy bueno para Colombia, no lo fue tanto para Cali y el Valle del Cauca. Esto por diversos motivos: algunos autoinducidos y otros estructurales. De las regiones importantes del país fuimos la menos beneficiada del auge minero-energético, cuya contracara fue un peso fuerte que encareció nuestros productos y redujo el influjo de remesas (somos los mayores receptores del país). Sin embargo, el panorama de los últimos cinco años es de claro progreso y no se compadece con el dictamen de Caballero de que “entre las cuatro grandes ciudades, Cali es la que muestra mayor rezago en todos los indicadores económicos y sociales”. Comenzando por las cifras económicas, según datos del Dane, entre 2011 y 2016, Cali fue entre estas ciudades la que más redujo el desempleo (de 15,2 % a 10,8). En el mismo lapso, este aumentó en Barranquilla del 7 al 9 % y en Bogotá del 9,2 al 9,6 %, mientras que en Medellín bajó del 12,5 al 10,7 %. Y si se mira la tasa de ocupación (porcentaje de las personas en edad de trabajar que efectivamente está trabajando), Cali tiene el segundo nivel más alto (59,9%), detrás de Bogotá (64,1%) y por encima de Barranquilla (59,7%) y Medellín (58,1%). Gossaín menciona que en “Cali hay en este momento 200 industrias menos que hace cinco años”. Según el registro de la Cámara de Comercio de Cali, el número de empresas manufactureras asentadas en Cali pasó de 7.885 a 9.913 entre 2011 y 2015, y en su área metropolitana pasaron de 8.549 a 10.802. Y esto al margen del extraordinario crecimiento de las zonas francas permanentes de Palmira y el norte del Cauca, que aportan más del 50 % del total de las exportaciones de todas las zonas francas del país. De hecho, según el Dane, en los últimos 10 años el PIB industrial del Valle fue el más dinámico entre los principales departamentos del país con un crecimiento real del 47,7 %, por encima de Atlántico (36,1 %), Antioquia (26,1 %), Santander (8,3 %) y Bogotá (4,9 %). A diferencia de departamentos como Santander y Antioquia, donde los commodities representan más del 90 % y el 60 % de las exportaciones, respectivamente, en el Valle, entre azúcar y café no llegan al 18 %, menos incluso que el peso de las flores y el café en las exportaciones de Bogotá (26 %). Además, el departamento aporta el 21 % de las exportaciones de alta intensidad tecnológica de Colombia (27 % si se incluyen las del norte del Cauca), la segunda mayor cifra del país después de Bogotá y Cundinamarca (53 %) y muy por encima de Atlántico (11 %) y Antioquia (5 %). Esto contribuye a que, según el Dane, el salario promedio anual de un trabajador industrial en el Valle del Cauca en el 2014 fue de 15,6 millones de pesos, por encima del salario registrado en Bogotá ($ 14,5 millones), Antioquia ($ 14,4 millones) y Atlántico ($ 12,6 millones). Pasando al ámbito social, entre 2011 y 2015, Cali fue segunda entre las grandes capitales en reducción de pobreza (–8,6 puntos porcentuales), por debajo de Barranquilla (–12,7 p. p.), pero por encima de Bogotá (–2,7 p. p.) y Medellín (–4,9 p. p.). La tasa de pobreza de Cali (16,5 %) es significativamente menor a la de Barranquilla (22 %) y no dista mucho de la de Medellín (14,3 %), y la ciudad es menos desigual (Gini = 0,478) que Bogotá (0,498) y Medellín (0,489). En lo que a departamentos se refiere, el Valle, con 21,5 %, tiene menor índice de pobreza que Antioquia (23,7%) y Atlántico (25,7%). Gossaín presenta la cifra inverosímil de que “el número de suscriptores de acueducto del Valle bajó 6 por ciento entre 2014 y 2015”. Esto sería una tragedia social monumental: ¡280.000 personas pierden acceso al agua en un año! Las últimas cifras disponibles indican que la cobertura de acueducto en el Valle es del 96,8 %, contra 94,7 % de Antioquia y 83,5 % en la región caribe (no hay cifra comparable para el Atlántico). En alcantarillado es de 90,5 % en el Valle, 79,4 % en Antioquia y 59,2 % en la región caribe. En una cuestión central al bienestar como la salud maternoinfantil, las cifras de Cali son notables. Según datos de la Red de Ciudades Cómo Vamos, en 2015 Cali tenía el índice más bajo de mortalidad infantil (8,1 por 1.000 nacidos vivos), seguida de Medellín (8,2), Bogotá (8,7) y Barranquilla (12,8); y el segundo más bajo de mortalidad materna (32,7 por 100.000 habitantes), tras Medellín (24,8), pero por delante de Bogotá (35,2) y Barranquilla (50,9). En el mismo sentido, el porcentaje de niños que registraron bajo peso al nacer en 2015 en Cali (8,6%) fue igual al de Barranquilla y menor al de Medellín (10,3%) y Bogotá (12,1%). En la columna, Caballero emite una dura crítica a la clase dirigente caleña y a las administraciones públicas de la región. Nadie puede negar que en el ámbito de la gestión pública ha habido en el pasado grandes dificultades. Pero la transformación reciente es dramática. Entre las grandes ciudades del país, la que más aumentó el recaudo tributario entre 2011 y 2015 fue Cali –un 243%: de 134.000 a 436.000 millones de pesos; y la semana pasada, el Departamento Nacional de Planeación ubicó al Valle como el mejor departamento en materia de desempeño fiscal, tras estar de número 20 en 2011. Hoy muestra un mejor desempeño que Atlántico (2.º), Santander (4.º), Cundinamarca (5.º) y Antioquia (19.º). Estas cifras son contundentes en demostrar no solo que en muchas variables de gran impacto económico y social, Cali está mejor que algunos de sus pares, sino que también está en una evidente trayectoria de progreso. Pero lo mejor para Cali y el Valle aún está por venir. La nueva coyuntura económica, con un peso más débil, beneficia a su aparato productivo. Todas las cifras recientes de empleo, comercio, construcción, industria, tráfico aéreo, venta de vehículos, creación de empresas, etc., demuestran que Cali y el Valle crecen por encima del promedio nacional. Entre las fortalezas competitivas se cuentan ser uno de los departamentos más urbanizados del país con una red de 8 ciudades con más de 100.000 habitantes, que albergan el 77 % de la población urbana. Esto permite generar un desarrollo mucho más homogéneo y equilibrado en el territorio, limitando las enormes brechas que existen entre campo y ciudad en el resto del país. Somos un Valle de Ciudades. Según el Censo Agropecuario, el Valle, con el 2 % del territorio nacional, es el mayor productor agrícola, con 9,6 % de la producción total. Aparte de tener la mayor productividad en azúcar en el mundo, somos los primeros productores de frutas del país (excluyendo banano de exportación), los primeros de huevo, donde más crece la producción de pollo y los principales generadores de bioenergía a partir de biomasa (250 MW). La actividad agropecuaria está encadenada con potentes clústeres de proyección internacional como el de Macrosnacks, el de Bioenergía, el de Proteína Blanca y el de Belleza y Cuidado Personal. Somos un Valle de Bionegocios. La ubicación geográfica del Valle es singular, pues ofrece cercanía al principal nodo portuario del país y a más del 70 % de los hogares de ingreso medio en Colombia, que están a menos de ocho horas de distancia por carretera. Este factor ha sido crítico para seguir consolidando la exitosa trayectoria de más de 80 años de atracción de inversión extranjera. La instalación reciente de empresas, como la india Hero MotoCorp (fabricante de motos número 1 del mundo), la Port of Singapore Authority (2.º operador portuario del mundo) y la australiana Amcor (líder mundial en empaques flexibles), entre otras, es testimonio contundente de que Somos un Valle sin Distancias. En el Valle hay 1.117 empresas de todos los tamaños que exportaron a más de 140 países en los últimos 4 años. También hay más de 150 empresas extranjeras y dos docenas de empresas locales con producción en el exterior. Una empresa vallecaucana, Aldor, fue la primera colombiana en tener planta en el África; otra, Studio F, tiene más de 60 tiendas en México; otra más, Colombina, exporta a cerca de 60 países, y Carvajal Empaques tiene 13 plantas en 6 países y genera cerca del 85 % de sus ventas fuera del país. Y así hay muchas más. Somos un Valle a la Conquista. Finalmente, Cali, con su crisol de razas y tradiciones, es la capital mundial de la salsa, la cuna del cine nacional y meca de talento artístico de exportación. Pero también la sede de 4 de las 10 mayores empresas de software del país, de 5 universidades con acreditación de alta calidad, de 2 de las mejores clínicas de Latinoamérica según la revista chilena América Economía, y pronto inaugurará en un terreno de 32 hectáreas la primera zona franca de exportación de servicios del país. Somos un Valle de Gente Creativa. ESTEBAN PIEDRAHÍTA* Especial para EL TIEMPO
* Presidente de la Cámara de Comercio de Cali y exdirector de Planeación Nacional